Aburridos

martes, 10 de julio de 2012
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Hace unos días visité el zoológico. Descubrí que la jaula de los monos parecía ser la más divertida de todas. Me quedé mirándolos, viendo como se despulgaban, se peleaban, otros se abrazaban, algunos trataban de abrir botellas de gaseosa que la gente les arrojaba, alguno que otro se balanceaba de una soga sin parar, etc.
Después de un rato, seguían en lo mismo, pero cambiaban los roles, los que antes se despulgaban, ahora se peleaban, el que se balanceaba, más tarde trataba de abrir la misma botella de gaseosa, etc. Finalmente, después de varios minutos, me dí cuenta de que en realidad, los monos eran aburridos.
Lo mismo debe haber pensado Dios, hace unos millones años.
  
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¡Fui lo máximo por 0.3 segundos!

viernes, 6 de julio de 2012
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¡Ustedes YA son ganadores! Vocifera desde un atril endeble el promotor de un grupo de ventas. Y luego se desplaya con la conocida verdad de que todos somos ganadores desde antes de nacer, por haber ganado la carrera hacia el óvulo contra 1 millón de otros espermatozoides. Pero hay otro enfoque en el que estuve pensando.
La humanidad, a instancias de Darwin, ha estado evolucionando por millones de años. De homínido a lo que somos ahora, por lo cual se supone que dentro de algunos miles o millones de años, si aun estamos por aquí, seremos lo máximo sobre la Tierra (tal vez incluso por ser lo único sobre la Tierra). Este pensamiento lineal nos lleva a pensar que cada ser humano que nace es levemente superior evolutivamente a los que nacieron antes. Hoy en día, en el 2012, nacen aproximadamente 300.000 personas por día, una cada 0.3 segundos. Entonces, resumiendo, durante 0.3 segundos, hasta que nazca otro, ese ser humano es lo máximo en la escala evolutiva de la humanidad. Y aquí viene lo que se desprende de todo esto (presta atención, querido lector): nosotros, quien escribe y quien lee, también hemos nacido alguna vez, y fuimos, por un tercio de segundo, lo más maravilloso que hubo en el universo, el animal más evolucionado, la esperanza de este mundo.
¿Qué tal? ¿No te pone eso de buen humor? La vida, Dios, el universo, no sé, son sabios. Quien haya sido nos dio esa corona a cada uno por un ratito muy pequeño, y de inmediato nos dio cerca de 80 años para hacer honor a eso.

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Extraer MP3 de Youtube en un segundo.

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Con este programa podrás extraer el sonido de cualquier video de Youtube a formato MP3, ¡En un segundo! Si no lo creés, hacelo. 1) Insertá el código de video de Youtube en la ventana más abajo. 2) Hacé clic en Convertir Video Tarda un segundo). 3) Descargá el video haciendo clic en "Download".
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Hoy seré George Clooney

jueves, 7 de junio de 2012
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Trabajo en la redacción de una revista semanal de actualidad, una oficina donde la gente corre apurada de un lugar a otro y casi no hay tiempo para socializar, sobre todo cuando llegan los días previos al cierre. Sin embargo, siempre hay tiempo para observar mujeres bellas, y algunas en mi oficina verdaderamente lo son, especialmente dos chicas de la sección Modas, que suman a su belleza el encanto del buen gusto en el vestir y en la presentación personal. Muchas tardes he visto que las pasan a recoger tipos apuestos en autos caros, jóvenes rubios hijos de diplomáticos que viven en los gimnasios o señores mayores de patillas apenas canosas.
Si, no temo admitirlo, la envidia me corroe. Nunca tendré un auto de esos, ni una chica de esas, tal vez ni un Armani de esos. Creo que lo que sí tendré, serán esas canas.
Sin embargo, algo ocurrió hace unos meses. Algo que me hizo cuestionar muchas cosas, temas éticos que tenía claros, aparición de zonas oscuras en mi comportamiento que no sabía que tenía.
Mi amigo Guillermo vive en Estados Unidos, pero cuando viene por cualquier motivo, siempre me busca y me entrega un presente. Es mi amigo, el mejor, tal vez porque vive lejos. Bueno, pero lo que quiero contarles es que hace unos meses llegó con una sorpresa, me confesó que no sabía qué regalarme y me trajo algo que para mi era desconocido: una loción de feromonas en spray. Estuvo en Buenos Aires una semana,  pero por motivos de trabajo solo nos vimos unos minutos, que bastaron para reforzar nuestra amistad. Sobre la loción, solo me dijo esto: - Usala y después me contás.
Me gustan las cosas misteriosas, así que al día siguiente, antes de entrar a la oficina, me la apliqué en las muñecas y a ambos lados del cuello, como se leía en las instrucciones. El aroma era agradable, realmente.
Soy crítico de espectáculos, por lo cual salgo frecuentemente a ver obras teatrales, películas, premiaciones por actividades artísticas y todo tipo de actividad similar, incluso hasta shows infantiles. Leo, investigo y escribo bastante y el día en que me apliqué la loción casi no había quitado la vista del monitor en todo el día. Estaba escribiendo un artículo sobre el Drácula que se estrenaba en un teatro del centro, de modo que cuando me tocaron el hombro, dí un salto que casi me caigo de la silla. Se cayeron algunos papeles. Era Elisa, una de las chicas de Modas, la más linda, la de piernas de ensueño. -Ho-hola, Elisa- le dije, colorado como un tomate pintado de rojo. - Hola, José - su voz... ah, que voz- disculpá si te asusté, estabas muy concentrado, no?- 
-No te preocupes- le dije, mientras me agachaba a recoger mis papeles. Ella se inclinó también, para colaborar. Nuestros rostros estaban muy cerca.
-Quisiera pedirte un favor, me comentaron que podés conseguir boletos para alguna obra de teatro... y bueno, mi novio y yo quisiéramos ir mañana al estreno de Drácula, pero ya no hay localidades... no sé si vos... si estuviera a tu alcance...
-Claro, Elisa, no te preocupes, mirá, yo tengo que ir también y tengo 3 entradas, pero las personas que iban a ir conmigo no pueden así que... si, acá están, dos para vos y esta para mí. Son de la cuarta fila, al centro, te aseguro que desde allí se ve todo estupendamente.
- José, sos un amor, gracias. - me dijo, y dándome un beso en la mejilla se fue. Mi hermana y mi mamá tendrán que ir otro día, me dije.
Más tarde, nuestras miradas se volvieron a encontrar de casualidad, Elisa me miraba a través de la puerta entreabierta de la oficina de Modas.
La noche siguiente llegué temprano al teatro, pero tuve que esperar en el hall, como en todos los estrenos, para ver qué famoso asistía. Yo sabía que Elisa iba a ir con su novio, así que me había puesto mi mejor traje y corbata, hasta me afeité e hice lustrar los zapatos. No quería parecer un pordiosero al lado de su acompañante. De pronto llegó Elisa, radiante, en un vestido rojo ajustado y sobriamente escotado, con el cabello rubio recogido. Estaba sola y hermosa, mirando alrededor como buscando a alguien. Bueno, pensé, el tipo debe de estar estacionando el auto en el subsuelo. Todas las miradas masculinas se dirigieron hacia ella. Las espaldas se enderezaron, algunos se acomodaron las corbatas o se retocaron el peinado. Pero apenas Elisa me vió se dirigió hacia mí, con ese paso seguro de las que se saben reinas. Nos saludamos con un beso en la mejilla y noté de inmediato imperceptibles muecas de resignación en algunas caras que antes eran de pura lascivia.
- Hola, José, que bien se te ve hoy. -
- Gracias.- le respondí - Y vos estás muy bella. - No sé cómo pude decirle eso, si apenas podía hablar.  
-¿Entramos? - me dijo, extendiendo su mano como para entrar tomada de mi brazo.- Pero, ¿no esperás a alguien? - No,- me aseguró - mi acompañante (¿Cómo? ¿No era su novio?) no pudo venir. Las rodillas se me aflojaron un poco, y sentí algo como un súbito escalofrío sumado a un ataque cardíaco incipiente pero me repuse en un segundo y le ofrecí mi brazo. Jamás me había sentido tan bien. Las miradas de quienes estaban en el hall del teatro estaban sobre nosotros, el acomodador fue mucho más amable que otras veces, en que incluso hasta me había pedido un cigarrillo. Elisa tomaba mi brazo, pero gentilmente, como por compromiso, porque por supuesto no me necesitaba como apoyo, para nada. Ella dominaba sus tacones y los escalones del piso inclinado del teatro. En ese momento yo era George Clooney, Antonio Banderas, Brad Pitt y Orlando Bloom, todos en uno. Nos sentamos en nuestras ubicaciones y disfrutamos de la obra. Yo me olvidé que estaba en misión de trabajo. Solo existía Elisa, su aroma y su mano que a veces tomaba mi brazo levemente si requería mi atención para comentarme algo. Varias veces rocé su piel, tal vez a veces a propósito. Cuando terminó la obra, ya teníamos planes para cenar juntos. La llevé a un buen restaurante que conocía y hablamos de todo. Llegó la hora del café y junté valor (allí fuí Brad Pitt)
- Vamos a tomarlo a un lugar que conozco,- le dije- perdón... ¿podés, no? digo, como ya es tarde...-
Hizo la seña de silencio de las enfermeras, pero con un índice con la uña pintada de rojo.
- Nunca es tarde cuando la compañía es agradable - ¡Guau! Yo era un ganador. (Cambié de inmediato a Antonio Banderas). Salimos y no tomamos taxi, el café de luz tenue y música suave donde la llevaba estaba a la vuelta. Íbamos del brazo, pero de pronto se soltó y me tomó la mano.- Es mejor así - dijo.
Esa noche hicimos el amor. Fuimos cada uno para el otro Salma, Antonio, George, Penélope, Angelina, Brad, Catherine, de a uno o todos a la vez.
Cómo siguió la relación lo contaré otro día, el hecho que quiero exponer hoy es que nunca supe si la conquisté por haber usado la loción de feromonas, o por la seguridad que me daba el creer que al usarla yo sería irresistible.



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Los seres vivos segregan feromonas. Es una substancia que transmite un mensaje generalmente de atracción sexual, con fines reproductivos. Hay mariposas, por ejemplo, que detectan a un ejemplar del sexo opuesto a 20 km de distancia.
La ciencia ha logrado sintetizar las feromonas, las ha embotellado y puesto a disposición de quienes necesitan un poco de ayuda para relacionarse. En algunos países su uso es ilegal. Felizmente en ninguno de Latinoamérica. Y son económicas, las puedes adquirir por Internet.

Como preguntaría Bill Gates, ¿Quién quieres ser hoy?
    
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El Internet Perfecto

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Hace unos meses en enero del 2012, apareció WazzUb, una propuesta nueva en la web. Una empresa que comparte con sus usuarios el 50 % de sus ganancias, pero en forma real, en efectivo. Hoy, en junio del 2012 afirma tener 6,400,000 inscriptos. En 6 meses, notable.
Me inscribí y por tener conocimientos de inglés, acepté el puesto de Country Manager (responsable) para Perú. Cada país tiene su CM. Firmé su contrato y me pagarán en efectivo y con acciones por mi tiempo de apoyar a miembros de Perú.
En concreto se trata de una Página de Inicio configurable con tus enlaces, juegos, videos, buscadores, email, comunidad social, tiendas online, etc. La diferencia es que no guarda registro de las páginas visitadas, lo que protege tu privacidad y nunca te enviará publicidad ni venderá tus datos. Lo que se ve hoy es solo un 10 % de lo que será a partir del 1º de agosto del 2012, fecha del lanzamiento oficial, en que mucho más se agregará en cuanto a tecnología de navegación en Internet.
Por eso lo llaman el Internet Perfecto.
Te invito a probarlo inscribiéndote gratis en el banner aquí abajo.

NOTA: Aun están reclutando Country Managers para distintos países. Consúltame a: emailink@gmail.com o búscame dentro de la Comunidad WazzUb, como Peru Country Manager.
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Ganar dinero

martes, 5 de junio de 2012
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No quiero hacerlo, pero debo incluir un post como este, para poder mantener algunas cosas funcionando.

En principio, está WazzUb. ¿Qué es? Una página de inicio configurable a tu gusto, que te lleva al Internet Perfecto, el que tú deseas, el que usas. Puedes incluir tus enlaces, noticias, juegos, hay compras con fabulosos descuentos y envío gratis, una red social (¡sin publicidad!) que respeta tu privacidad, con gente seria y muy amigable, y mucho más. La diferencia está en que comparte sus ganancias contigo, te da puntos por usarla y pueden ser convertidos en dinero (es gratis, clic sobre el banner).

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Este es 365dayclub.com. Es un sistema que te envía emails y avisos para que leas y te paga por ello. Si eres miembro gratuito, te llegan unos 10 emails diarios que pagan USD 5 y USD3.- cada uno. El tema es que te transfieren a tu cuenta de Moneybookers o Paypal, cuando llegues a USD1.999.- (mil novecientos noventa y nueve dólares), eso puede ocurrir en 3 meses. No está mal, por 10 minutos diarios de trabajo. En mi cuenta ya tengo USD 550 en menos de un mes, si cobro les aviso desde el Caribe.
- (Ampliación) pasaron 2 meses y medio y tengo 1300 dólares acumulados, en cuanto cobre, les aviso.
Mientras tanto, ganen tiempo, inscríbanse ya, es gratis (clic en el banner) y te acreditan USD50.- solo por inscribirte.
365DayClub.com

Actualización del 23 de Julio: Al día de hoy, después de 3 meses y medio, tengo acumulados USD1600.-. Me estoy acercando a la fecha de reclamo de pago, que es al llegar a los USD1,999.- Veremos que ocurre. Los tendré informados. 
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VirtaPay pretende ser pronto un medio de pago electrónico, tan grande como Paypal o Moneybookers, pero con otras prestaciones también. Por lo pronto están recibiendo nuevos miembros gratuitamente y otorgan puntos y dinero virtual que pronto se convertirá en dinero real, por atraer nuevos miembros o solo por visitarlos. También puedes comprar con tus puntos productos digitales. Ya tengo $1650 en dinero virtual solo por visitarlos, espero que en unos meses comience a funcionar oficialmente y ello se transforme en dinero en efectivo. Recomiendo no perderlo de vista. Puedes inscribirte gratis aquí.  

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Miedo

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Miedo

Había alguien en la habitación, a sus espaldas. Pedrito tomó lentamente el borde de la frazada apenas asomando un dedo y con cuidado se cubrió hasta la cabeza. Hubiera querido llamar a su mamá, pero el miedo no se lo permitía. La habitación estaba a oscuras y la puerta estaba cerrada, por lo que sabía que no era su mamá, que a veces entraba y lo arropaba. Tenía la sensación de que alguien estaba cerca, había un leve movimiento del aire y se escuchaba como si alguien arrastrara los pies, muy levemente, como para no despertarlo, como a veces hacía su abuelo cuando se levantaba en medio de la noche. Pedrito estaba aterrado, inmóvil. Casi podía sentir su corazón, que estaba a punto de explotar, como cuando el profesor Wilfredo los hacía dar 10 vueltas a la cancha de fútbol. Mantuvo los ojos cerrados, no quería saber. También intentaba no respirar, no dar muestras de vida, él no estaba allí, no podrían matarlo. Porque mil ideas pasaban por su cabeza, por ejemplo que un asesino se había escondido en la casa, en su dormitorio, y ahora mataría a Pedro y a su mamá. Tenía que avisarles, pero no podía. Si se incorporaba rápidamente tendría que verlo cara a cara y tampoco quería eso, porque tal vez no fuera un asesino, sino un… no, no quería pensar en la palabra. Solo se quedó allí, inmóvil, incapaz de hacer nada. Pasaron varios minutos que Pedro sintió como si fueran horas y cuando ya no oía nada y dejó de sentir esa sensación de que alguien lo observaba, su corazón empezó a calmarse y su respiración se normalizó. Estaba cansado, nunca acostumbraba dormirse tan tarde, de modo que al poco rato se quedó dormido.  
La mañana siguiente había sol, asistió al colegio, jugó con sus amigos y no recordó nada de su miedo nocturno. Solo lo recordó durante un instante cuando llegó la hora de dormir y se acostó. Se rió de sí mismo por haber tenido miedo y decidió ver un poco de televisión, como siempre lo hacía si su mamá lo dejaba. Pasó los canales buscando alguna película de las que le gustaban, había fútbol, noticias, documental, para mujeres, canal de religión, una de amor, una de guerra, serie policial, una de terror (con un primer plano de los muertos vivos), y una serie que le gustaba. Mientras miraba la televisión y se concentraba en la pantalla, su habitación estaba suavemente iluminada solo por la luz del aparato. Las sombras causadas por la imagen se movían por las paredes, el cuadro del abuelo parecía cobrar vida en la pared de enfrente, en la penumbra. Sin embargo Pedrito evitaba mirarlo directamente, porque los ojos del abuelo parecían fijos en él, desde detrás del televisor.  Pensar en eso lo puso nervioso, el gesto serio del abuelo en el cuadro sumado a su mirada fija lo hicieron cerrar los ojos y buscar con la mano derecha la lámpara de su mesita de noche. Encendió la luz, las sombras desaparecieron y se sintió más tranquilo. Al rato su mamá le dijo desde su habitación que apagara la luz y el televisor y se durmiera, que ya era tarde.
Pedrito obedeció, se tapó con la frazada y se dio vuelta hacia la pared, como intentando no ver los oscuro de su habitación. Cerró los ojos y como en un destello de luz, la imagen del abuelo mirándolo fijamente se apareció en su mente. Abrió los ojos. Oscuridad y la pared frente a él. Se estuvo quieto y escuchó. Nada. Quería engañarse a sí mismo pensando que pretendía escuchar los ruidos de la calle, pero sabía que en realidad esperaba no escuchar nada en su habitación. No, no se escuchaba nada. Él era Pedro, el jefe de sus compañeros, el líder, el que iba al frente siempre. No, no tenía miedo. Se tapó con la frazada hasta la cabeza y se apretó los oídos con los dedos, fuerte, para no escuchar. Al rato le dolieron los oídos y los dedos, y así no podría dormir. Estaba cansado, los ojos le pesaban y se dormía, lentamente se deslizaba hacia la oscuridad del sueño, caía, caía… como a un abismo sin fondo, hacia la oscuridad, hacia la nada…de pronto su cama se estremeció, como si alguien la hubiese sacudido. Pedrito pegó un grito - ¡Máaa! y se quedó debajo de las frazadas, esperando. Su mamá llegó corriendo, en pijamas, y encendió la luz - ¿Qué pasa Pedrito? – Pedro se sintió mejor al ver a su mamá y le dio vergüenza haber gritado. Acababa de comportarse como un niño, y él ya no lo era: tenía 12 años. – Nada, má, me parece que estaba soñando, tuve una pesadilla. - ¿Ves?, ya te dije que no veas esas películas de terror. Ahora, a dormir, que mañana tienes que ir a la escuela temprano. -  Su mamá apagó la luz y se retiró a su habitación. Pedro estiró la mano y encendió la luz de su mesita de noche. El abuelo lo miraba desde el cuadro, serio y fijamente. Pedro entonces juntó valor, se levantó, fue hasta el cuadro, lo descolgó y lo dejó en el suelo, en una esquina de la habitación, mirando hacia a la pared. Se volvió a acostar y se sintió mejor.  Apagó la luz. Pensó en lo que había pasado: seguramente tuvo la pesadilla en la que soñaba que caía hasta llegar al fondo de un abismo, y él mismo había saltado en la cama y la había movido. Igualmente se dio vuelta hacia la pared y volvió a cubrirse hasta la cabeza con las frazadas, dejando apenas un espacio para respirar. No se escuchaba nada del exterior, el mundo parecía haberse detenido, y él estaba muy cansado. Dejó los ojos cerrados y sintió la pesadez del sueño que llegaba. El calor de la cama lo abrigaba, el silencio total y la oscuridad lo ayudaban a conciliar el sueño, no quería despertar, solo quería dormir, ya no tenía fuerzas para nada, por eso no se movió cuando escuchó los pasos que se arrastraban, tenues, hacia él, y una mano rugosa y fría le acarició la frente.    
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Ya no hay nada

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Ya no hay nada (coplas a mi viejo)

Tantas cosas se me fueron,
que no podría contarlas,
cuántas más se me perdieron,
en una triste mañana.

¿Y ahora qué? Me pregunta,
Mi alma sola, atormentada,
te fuiste, viejo, y sé
que ya no hay nada.

Ya no hay una mano en mi hombro,
ni olor a café en la casa,
tu cigarro, allí quedó,
ceniza no desechada.

A veces, cuando la calle,
con tu música se llena,
creo que estás muy cerquita,
con tu sonrisa tan buena.

Algunas noches, mi viejo,
me parece que caminas,
por la casa con tu paso,
tan recio, como tu vida.

Por eso, viejito mío,
quiero contarte estas cosas,
porque te siento muy cerca,
porque es mentira tu fosa.

Ya no hay turrones grandotes
no hay carnavales ni fiestas
ya no hay paseos en carro,
ni helados en la alameda.

No hay goles ni pelotas,
ni espinas sin cirugía,
ya no hay libretas de notas,
ni visitas a la tía.

Ya no hay ratones que dejen
una moneda en la almohada
sólo hay bruma y soledad,
y silencio, en nuestra casa.

Sobre todo ya no hay cuentos,
de aquellos que me contabas,
de los que yo te creía,
que tú protagonizabas.

Cuantas cosas he perdido,
cuantas cosas te has llevado,
qué larga será mi vida,
tan solo como he quedado.

No hay más trucos de magia,
no más canciones silbadas,
ya no hay más noches sin frío,
ya no hay mascotas compradas.

Ya nunca habrá Navidad,
ni un papá Noel de mentira,
ni un rey mago de verdad,
ya no hay nada.
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Esta canción va de regalo para los que quieren a sus padres, esté donde esté. Y si ha partido, no te olvides de rezar por su alma. te lo agradecerá.


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Cuando conocí a Bill Gates

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En 1975 yo tenía 15 años y ya hablaba inglés,  porque  a pesar de mi corta edad, intuía que por allí venía la cosa.  Como era amante de la tecnología, leía “Popular Mechanics”, cada vez que la conseguía, claro. En el número de febrero de ese año, promocionaban un sorteo entre los lectores de todo el mundo para asistir a la “Third Technology Fair”, en Washintgon, D.C.  A los 15 años se tienen muchas ilusiones, esperanzas y sueños. Mi sueño durante unas semanas fue asistir a la susodicha feria, para lo cual diligentemente envié el cupón de la revista. Como ustedes imaginarán no pasó nada… por un mes, hasta que de pronto me llegó una invitación para asistir a la misma, pasajes y estadía pagados. Mis padres no lo podían creer, pero con sus ahorros costearon una pequeña bolsa de viaje y me dejaron ir solo, pues sabían que podía arreglármelas. El premio consistía en un pase libre durante los tres días que duraba la Feria, además de una serie de tours por la ciudad y alojamiento en un buen hotel del centro de Washington.
Realmente los sponsors del concurso se portaron muy atentamente conmigo y durante esos tres días me sentí un niño mimado por la tecnología emergente de la época.
Al tercer día, mientras paseaba aún atónito por la exposición, ocurrió algo que siempre recordaré.  En un stand, en medio de la feria, pero a la vez lejos, muy lejos del bullicio reinante, un muchacho desgarbado, de aproximadamente mi edad, estaba sentado frente a un teclado y un monitor de esa época, de aquellos indestructibles, con caracteres verdes y sin mouse. Sus dedos volaban literalmente sobre las teclas y cada pocos segundos acomodaba  nerviosamente un mechón rebelde que caía sobre su frente. A pesar de usar anteojos, su cara estaba demasiado cerca de la pantalla, como queriendo empujar a la máquina a seguir su voluntad, o tal vez queriendo fundirse con ella. Su concentración extrema y su habilidad táctil me llamaron la atención, de modo que pregunté en voz baja al representante de aquella empresa quién era ese chico y que hacía allí. – Ah, es William,- me respondió - Nos ayuda con el mantenimiento de los equipos y a cambio le dejamos usar las últimas maquinas… eh, creo que quiere programar un juego o algo así.
Me quedé detrás de aquel muchacho viéndolo por un rato y luego, casi sin querer, me fui acercando. De las miles de personas que recorrían la feria, o promocionaban sus productos, parecía ser el único que sabía qué hacer con una de aquellas nuevas computadoras que estaban asombrando al mundo. Al acercarme vi el resultado de su tipeo enfurecido: pequeños cuadrados con texto en su interior, que aparecían y desaparecían alternando con las líneas de lenguaje de programación que el chico modificaba. A veces los cuadrados eran más grandes, sus bordes variaban en grosor y forma, el texto en ellos incluido podía aparecer resaltado o dar lugar a otros cuadrados en otro lugar de la pantalla. De pronto, me sobresalté, pues el delgado geniecillo había notado mi presencia a sus espaldas y girando de pronto me sonrió y preguntó -  What do you think? (¿Qué te parece?) – Me parecen ventanas – Le respondí, pues fue lo primero que me vino a la mente. – Hmm… Ventanas, no? – Me dijo – Gracias.- Se volvió hacia la computadora y supe que lo había perdido, había regresado a su mundo, al incipiente mundo cibernético que en esos años se estaba gestando. – De nada – Me dije a mí mismo, sin saber porqué y alejándome ya de aquel stand. Más tarde, cuando sin buscarlo, regresé al mismo punto, sólo estaba la silla vacía frente al monitor apagado. Sonreí para mis adentros, suponiendo jocosamente que la máquina finalmente lo había engullido.
Años después, al verlo en televisión, supe que ello no había ocurrido, pero también descubrí que en aquel tan breve encuentro se había producido un intercambio, que era la razón por la cual él me había agradecido. Yo le había dado el nombre para un programa y él me había permitido entrever un pedacito del futuro.   
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Deporte extremo

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La moda de hoy en día es hacer deportes extremos: saltar de puentes altísimos, escalar montañas, hacer paracaidismo, parapente, rafting, rappel, etc. Cuando les preguntás a quienes los practican qué sienten, te dicen, ¡maravilloso, estupendo! A mi todo eso me asusta, no soy deportista. Estos tipos parecen ser locos buscando sufrir descargas de adrenalina continuas. No, yo practico otro deporte extremo, el más extremo de todos, uno que te acelera el corazón  casi hasta la taquicardia mortal. Un deporte sin el cual no podría vivir, y que no termina cuando termina. Yo espero novias en las esquinas de Buenos Aires, en tardes de lluvia, con mi paraguas y un chocolate en el bolsillo. Y no me pregunten qué siento, porque no se los podría decir.
A veces las espero por acá (clic), empezando Florida. A veces por acá, en Av. de Mayo.
Pero no importa mucho dónde exactamente, siempre que sea en Buenos Aires, en tardes de lluvia. De otra manera la emoción no sería la misma.
Y porqué digo que este deporte de esperar bajo la lluvia no termina de inmediato, es porque luego, cuando nos vamos caminando juntos bajo un solo paraguas, mojados de lluvia y besos, el corazón aun late desbocado.
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Gigante

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Ayer conocí a un enano. Me lo presentó un amigo y como muchas veces pasa, nos dejó solos, en un café, degustando la tarde. Nunca había hablado con un enano, tal vez porque hay pocos, tal vez porque no me muevo en el mundo enanil, pero tal vez, finalmente, porque nunca tuve esa suerte. Este enano era mucho más grande que yo. Estuvimos hablando de todo por horas. Curiosamente le gustaban los poetas estadounidenses del siglo XX, a los que leía en inglés, obviamente, porque no hay otra manera. El enano es abogado, de los buenos. Incluso me comentó, con detalles, una propuesta que tenía para mejorar considerablemente el sistema de justicia, reduciendo tiempos, costos y ganando en profesionalismo. Pero el mundo no se enterará jamás, porque el mundo prefiere  que lo cuide la gente "normal", por eso no hay enanos doctores, ni bomberos, ni enfermeros, siquiera. Que mal, mi amigo, qué mal. Este enano que conocí, luego de todo el esfuerzo de su familia para que estudiara, luego de todas las burlas en la "universidad", luego de terminar su carrera entre los alumnos destacados, no pudo ejercer. Mi amigo me dijo que era un "empresario gastronómico", de modo que pensé en una cadena de restaurantes, pero unos días después me dijo algo distinto: que el enano tenía un puesto de panchos ambulante cerca de la cancha de Boca. Uno de estos domingos iré a ver a Boca, pero no quiero ver al enano, que está por Brandsen, así que me bajaré del bondi en la Vuelta de Rocha y caminaré por Juan de Dios Filiberto. Es que el enano nunca me habló de su trabajo y yo no quiero avergonzarme ante él por pertenecer a esta sociedad.

Por acá voy para no ver al enano (clic)
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Una mirada

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La vi solo durante unos minutos, y bastó para enamorarme para siempre. Ella me devolvió la mirada, una mirada que.. bueno, nunca se sabe cómo describir esas cosas, tal vez porque no hay palabras para ello. No sé si otros la considerarían bella, pero en ese momento era lo más bello que yo había visto nunca. Sus cabellos no eran cabellos, eran el marco apropiado para la cara más hermosa. Su piel, rosada y fresca como la de un bebé, hablaba de una inocencia oculta. Y sus ojos, ah, sus ojos, grandes, redondos, pero eso no importaba, el hecho es que me miró. Y mi vida cambió. Lamento haberla visto  una vez. Ya hace 35 años de ello, y aun lo recuerdo. Qué cosas tiene el amor.
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Soy un hombre que busca algo. No se si es la felicidad, la paz, el amor, la fe, no sé, algo. Solo les advierto que mis textos cambian, a veces porque yo mismo los cambio.
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